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Desde la cueva: Tiempo de santos

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   Esta semana, se cumple el primer aniversario de esa serie de catastróficas desdichas que desembocaron en el parón absoluto de la actividad mundial y que han supuesto un hito en la historia de varias generaciones. En ese momento, comenzamos a darnos cuenta de que nuestra fragilidad, de que la inconsistencia de nuestro sistema y nuestros modos de vida, podía venirse abajo por la irrupción de un enemigo imperceptible a los sentidos. Comenzamos a comprender que todo lo que hasta ahora habíamos conocido, podría estar llegando a su fin.    Pero... echando la vista atrás, parece que nada ha cambiado, que todo sigue igual: la pandemia, la crisis (espiritual, eclesial, moral y socio-sanitaria)... pero lo peor de todo parece estar en el deseo que existe de "volver a lo de antes", volver a la normalidad perdida, que es realmente la que nos trajo hasta este punto.   Nos encontramos en un momento en que las oportunidades se multiplican, en que la ruptura con todo lo conocido hasta ahor

CONCAVIDADES CONVEXAS: Louis de Whol.

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LOUIS DE WHOL: UT LUCEAT OMNIBUS (Mt. 5, 15) Cada Pascua recordamos aquella Noche en la que Dios mostró sus prodigios liberando a Israel de Egipto, prefiguración del Pueblo Santo, la Iglesia, liberada por la resurrección de Cristo del pecado y de la muerte. Antes de esta definitiva liberación Dios obró diez prodigios por los que manifestó su poder. En la novena plaga, Dios dejó en oscuridad a Egipto, el sol no brilló, precisamente el sol era la divinidad Ra, con esto dejaba claro que los dioses del anti-Dios, los ídolos de este mundo, palidecen ante el esplendor de Dios. Mientras todo se sumía en las tinieblas, a Israel le dejó lleno de luz, como signo de su presencia y su elección en medio de ellos [1] . Así Jesús quiso que sus discípulos fuesen la Luz de este mundo, pues la luz brilla en las tinieblas para alumbrar a todos lo que moran en este hogar común que es la tierra [2] . San Pablo hace suya esta analogía cuando a los cristianos de Filipos exhortándoles a que vivan exentos de d

La casa de la Comunión: ¿Por qué el pensamiento de la muerte me llena de tanta alegría?

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¿Por qué el pensamiento de la muerte me llena de tanta alegría? Quizás es porque todavía no la he “sufrido” al perder a mis padres, o a mi hermano, o mis sobrinos, o a algún amigo o hijo espiritual muy querido. Quizás entonces este mes de los fieles difuntos me traiga la nostalgia de su ausencia y eso me entristezca. Entonces la tristeza será la otra cara del deseo de su presencia, de reencontrarme con ellos y abrazarles. No lo sé, cuando me suceda lo veré. Pero a día de hoy el pensamiento de la muerte me llena de alegría. Me pasa desde pequeño. Cuando me dijeron que mi abuelo se había muerto lloré de rabia porque me enteré por un amigo, lloré por no haber podido ir a su entierro, despedirme de algún modo, pero en realidad no pude llorar por él, y eso me hacía sentir culpable, pensar que en realidad no le quería tanto, que era un egoísta al que sólo le importa él mismo. Y eso es cierto –aunque no es toda la verdad- pero ahora lo veo de otra manera. Alguna muerte muy cercana para mí me

En la alcazaba del Cóndor: sobre los acantilados de mármol

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Sobre los acantilados de mármol , de  Ernst Jünger Tusquets , 201 9 Más que ante una novela al uso, nos encontramos ante  la bellísima descripción  de una visión de  Jünger : la destrucción de un tranquilo país imaginario, la Marina, amenazado por las hordas del bosque.   Esto es lo que nos cuenta uno de los supervivientes de esa destrucción. Ernst Jünger  (1895-1998) había sido un héroe de la primera guerra mundial  y un pensador muy influyente en la dura posguerra alemana . Tras el ascenso de Hitler al poder, prohíbe que sus obras sean utilizadas por el nazismo, rechaza todo cargo y honor y se va de Berlín. Sobre los acantilados de mármol se publica en Alemania en 1939 y supone la caída de su autor en desgracia. Serán varios los intentos de los nazis para librarse de él ; se dice que en última instancia no fueron definitivos por la admiración que sentía Hitler hacia Tempestades de acero, la obra de juventud en que Jünger narraba sus vivencias de la primera guerra mundial. Cierto es q

Cosas mínimas: Es hora de pensar en Dios

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  “Ya basta de hablar del hombre. Es hora de pensar en Dios”  Andrei Siniavski   Recientemente leí esta frase en un artículo del periódico, no recuerdo cuál en concreto, ni el nombre del autor, pero recuerdo que la atribuía al escritor ruso Andrei Siniavski. Me pareció bastante provocadora para los tiempos en que vivimos, tan marcadamente antropocéntricos. No he podido resistirme a pensar y escribir sobre ella, aun con la limitación de que desconozco el contexto en que está escrita y la intención del autor. No obstante, creo que la frase, por sí sola, ofrece una invitación interesante para bucear nuevamente el misterio del hombre, del mundo y de Dios. Poner fin al discurso sobre el hombre, para centrar la atención en la cuestión de Dios, podría parecer una invitación a volver a un trasnochado y retrógrado teocentrismo medieval, frecuentemente prejuzgado bajo la sospecha de que ante Dios el hombre queda reducido casi a la nada, como la gota de agua vertida en la inmensidad del

Atrio de los gentiles: ¿Es la Iglesia un lugar para hombres?

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Es un hecho frecuente y extendido que, en Occidente, los jóvenes católicos, una vez que se libran de la influencia directa de sus padres, dejan la Iglesia. Aunque las parroquias pongan todos sus esfuerzos en la catequesis, y la Iglesia despliegue una impresionante labor a través de la Escuela Católica, los jóvenes se van de la Iglesia, y quedan en ella sólo los ancianos. Obviamente, hay excepciones, aunque éste es el panorama general. ¿Por qué? ¿Qué está fallando? Un pensador y escritor católico norteamericano, Eric Sammons, ha tratado de afrontar este problema en su blog (abyssum.org), desde un punto de vista distinto al habitual. Seguramente muchos proyectos de catequesis y pastoral juvenil, observa Sammons, están bien hechos y se mueven por las mejores intenciones. No faltan buenos proyectos y buenos líderes católicos, pero el resultado es que los jóvenes dejan de ir a misa, y su vida de fe termina en la mayoría de los casos en una vía muerta. Entonces, en vez de concentrarse en

Concavidades convexas: Una profetisa para nuestros días (II)

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La doctrina de la Rerum Novarum de león XIII y la Quadragessimo Anno de Pío XI fueron la fuente inspiradora de toda una gran serie de artículos en los que revelaba la desconocida Doctrina Social de la Iglesia, que no es más que la aplicación de la ley del amor a la economía y las relaciones sociales. Esto no se quedó sólo en palabras, su espíritu ardiente le llevó a la   creación de casas de acogida en las grandes ciudades de EE.UU y granjas formativas entre los grandes latifundios de los distintos puntos de Norte América. Sin embargo, su activismo social y sus reivindicaciones no estaban desligadas de una profunda vida interior. Como ella misma comentaba “No me atrevería a escribir ni a hablar, ni a tratar de seguir la vocación que Dios me ha dado para trabajar por los pobres y par la paz si no tuviera esta tranquilidad constante de la misa”. Sus amigos más cercanos aseguran que “creía firmemente que la oración era el primer deber de todos los que trabajan por la justicia social, y