Concavidades convexas: Una profetisa para nuestros días (II)
Como ella misma comentaba “No me
atrevería a escribir ni a hablar, ni a tratar de seguir la vocación que Dios me
ha dado para trabajar por los pobres y par la paz si no tuviera esta
tranquilidad constante de la misa”. Sus amigos más cercanos aseguran que “creía
firmemente que la oración era el primer deber de todos los que trabajan por la
justicia social, y solo lo que se hacía por Cristo y con Cristo era valioso”.
Su vocación por el servicio a los más pobres tenía como fondo su vocación
benedictina, haciendo la profesión de oblata secular benedictina en 1955, siendo como era una presencia contemplativa
en medio de un mundo secularizado. La verdadera opción por la libertad humana y
la redención del hombre tenía una respuesta
propia de una hija de san Benito: “Lo mejor que podemos hacer en la
causa de nuestra redención y para conquistar la verdadera libertad es leer las
Escrituras. Después, leer lo que los santos canonizados nos tienen que decir”,
es casi como un eco de lo que san Benito en el capítulo LXXIII de la Regla
recomiendo al monje que tiene prisa para alcanzar la madurez de la vida
monástica[1]
.
Nada hay más sagrado que la
reivindicación del derecho de los más pobres, pues seremos juzgados en si dimos
de beber, dimos de comer, acogimos, fuimos a visitar… pero esto va más allá de
unas meras obras externas, esto nace de una actitud profunda del corazón, pues
para ella la hospitalidad, esa virtud que tanto se elogia en la Regla de San
Benito y que ella como laica y benedictina vivía con radicalidad, consiste sobre
todo “en abrirnos a nosotros mismos y abrir nuestro corazón a las necesidades
de los demás. Hospitalidad no es sólo ofrecer un refugio, sino la calidad de
la bienvenida que hay detrás”.
El papa Francisco en el V Centenario de Santa Teresa nos dejó una preciosa carta en la que sintetizaba la doctrina de santa Teresa como un camino: un camino de alegría, un camino de oración, un camino de de fraternidad y un camino que es saber vivir nuestro propio tiempo, con sus retos y dificultades.
Siguiendo ese camino, Dorothy vivió en su tiempo, inmersa en la causa de los más pobres y en contra de las injusticias, se opuso al apoyo moral que muchos gobiernos y amigos suyos dieron al bando republicano en la Guerra Civil española, sabiendo que en una guerra no hay buenos ni malos, se opuso a la segunda Guerra Mundial, a la carrera armamentística de la Guerra Fría y a la Guerra de Vietnam. Con matices aceptaba el concepto de “guerra justa” pero no creyó que fuese justa ninguna de las guerras que vivió. No era propiamente una pacifista activista, sino una mujer pacífica y evangélica, detrás de su opción por la paz no había una ideología o un cálculo estratégico, sino el Sermón de la Montaña. Las armas de Dorothy son las evangélicas, durante el Concilio Vaticano II fue Roma junto con veinte mujeres para dedicarse a la oración y el ayuno durante la preparación de la “Gaudium et Spes” para que hubiera en ella una declaración en favor de la paz y condenando la guerra nuclear.
Ella como conversa y como quien
entra en la iglesia después de haberla visto desde fuera, defiende y comprende
su misterio, su realidad teológica, la necesidad que los hombres tenemos de
ella, de sus sacramentos, de sus sacerdotes, pero a su vez veía con realismo la parte
humana, las sombras de la Iglesia de la que ella se sabe con perfecta
clarividencia parte:
“Si la Iglesia no estuviera
compuesta por personas que no fueran hipócritas, que no estuvieran convencidas
de que son los emisarios personales elegidos de Dios , llenos de todas las
virtudes y libres de todos los vicios, no sería la Iglesia que debería ser, una
Iglesia de pecadores. Estoy en un verdadero aprieto. Quiero que la Iglesia se
amenos pecaminosa, pero sé que todos somos pecadores, y sé que me estoy
arriesgando a convertirme en uno de los peores pecadores al denunciar a tantos
pecadores. “
Su espiritualidad se movía, por
tanto, en torno a unas realidades profundamente espirituales y profundamente
sociales, esto no es un contraste sino la consecuencia de un alma que quiere
situar su corazón en Dios y desde Dios situar todas las cosas en Él.
“Cuando rezamos maitines y
completas, estaos usando la inspirada oración de la Iglesia. Cuando oramos con
Cristo (no a Él) percibimos a Cristo como nuestro Hermano. Pensamos en todos
los hombres como hermanos, los vemos como miembros del Cuerpo Místico de
Cristo. “Todos somos miembros, unos de otros”: recordando esto, nunca podemos
ser indiferentes a las miserias y a los males sociales de cada día. El dogma
del cuerpo místico tiene enormes implicaciones sociales”.
Dorothy es puesta por el Papa Francisco
como referencia y modelo de construcción de una civilización del amor ante el
Congreso de los EE.UU, también para nosotros es el ejemplo de otro Noé que ante
la inminencia del Diluvio prefirió escuchar la voz de Dios y construir un Arca
para todas las especies, y, sin quiere hacer una secta ni un grupo de
perfectos, una vez salvadas las aguas del diluvio escuchar la voz de Dios que
le llama a salir del Arca para construir la nueva Creación, una creación que
solo puede ser redimida en comunidad
“No podemos amar a Dios si no nos
amamos los unos a los otros y para amar tenemos que conocernos unos a otros. A
Él le conocemos en el acto de partir el pan, y unos a otros nos conocemos en el
acto de partir el pan, y ya nunca más estamos solos. El cielo es un banquete y
la vida es también un banquete, incluso
con un mendrugo de pan, allí donde hay comunidad
Todos hemos conocido la larga soledad y todos
hemos aprendido que la única solución es el amor, y que el amor llega con la
comunidad”
Los que vivimos en comunidad
sabemos que no es un camino fácil, pero sabemos también que mucho más difícil
que el camino de la fraternidad son los atajos del amor propio y del
individualismo.
En estos pequeños rasgos de esta
gran mujer vemos a una hija de san Benito en medio del mundo, comprometida que
la hondura de sí misma, con una fuerte vida interior que la hacía comprometerse
con los desafíos de su tiempo…Ella respondió con su vida, ahora nos toca a
nosotros responder con nuestra vida a los desafío de nuestro tiempo.
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