Concavidades convexas: Una profetisa para nuestros días (I)
UNA PROFETISA PARA NUESTRO DÍAS [1] Cuenta la Sagrada Escritura que en tiempos del rey Josías se encontraron un Libro Sagrado olvidado en el Templo, al leerlo sintieron cómo denunciaba a Israel haber olvidado sus compromisos con Dios. Atemorizado por semejante traición, el rey Josías decide recurrir a la profetisa Hulda. Esta mujer haciendo un sano ejercicio de “parresía” le recuerda al Pueblo de Dios que ha olvidado su alianza con Dios, haciendo de la esencia de la fe judía lo que ellos han querido, no lo que Dios pide de ellos. [2] Una de las misiones de los profetas es recordar al pueblo elegido lo que todo el mundo sabe, pero que tan fácilmente olvidamos. Así Dios suscita estos profetas en tiempos de crisis para llamar a la conversión y al amor primero a sus fieles. Esto sucede en todas las épocas de la historia, los santos muchas veces tienen un mensaje difícil de digerir, pero la amargura de la pócima medicinal suele ser proporcional a su facultad curativa. Benedicto XV