Entradas

Mostrando entradas de julio, 2020

Cosas mínimas: ¿Normalizar el insulto?

Imagen
¿Normalizar el insulto en la vida pública ?   El diálogo forma parte de nuestra vida ordinaria. Desde que nos levantamos, hablamos con otras personas,  necesitamos ponernos de acuerdo  en diversos asuntos, comunicamos pensamientos y sentimientos, escuchamos a los demás, compartimos opiniones…    En la vida pública, ese diálogo se hace totalmente necesario y, además, es preciso que sea hecho con gran profundidad y calidad, por el bien de todos. La charlatanería y el insulto, a los que desgraciadamente nos vamos acostumbrando, hacen la que la vida política caiga en el mayor de los desprestigios y defraude a los ciudadanos.  En este contexto, cabe preguntarse, ¿debemos permitir el insulto como algo ordinario, aceptable o respetable, dentro del diálogo, tanto en la vida ordinaria como en la vida pública?   Supongo que todos tenemos la experiencia de que e l insulto, lejos de favorecer el diálogo, lo dificulta.    El insulto hace que la conversación deje de estar enfocada en la realidad y l

Atrio de los gentiles: Lecciones sobre la eutanasia desde Atapuerca

Imagen
Lecciones sobre la eutanasia desde Atapuerca Los yacimientos de Atapuerca, cerca de Burgos, nos ofrecen descubrimientos asombrosos. Uno de ellos es un fósil encontrado en 1996 y que pertenecía a un anciano que murió aproximadamente a los 50 años (cuando la esperanza media de vida no superaba los 35). Las condiciones físicas de este homínido, apodado Elvis , estaban tan mermadas que no podía ayudar en las cacerías, trasladarse al ritmo que los demás, ni sobrevivir sin la ayuda constante del grupo. Era bajo de estatura y muy robusto, andaba encorvado, tenía que apoyarse en un bastón y sufría varias dolencias y enfermedades degenerativas que le ocasionaban fuertes dolores. “ Si no hubiera tenido cuidados, no habría sobrevivido tantos años ”, asegura Alejandro Bonmatí, uno de los descubridores de los restos fósiles. Aunque Elvis era dependiente y suponía una “carga” para el grupo, tal vez sus conocimientos podrían ser valiosos, y, por lo tanto, “era rentable” hacerse cargo de él. Pe

Concavidades convexas: Robert Schuman.

Imagen
Robert Schuman: La fecundidad del hombre interior [1]   Cuando Europa se encontraba en su peor crisis moral a merced de los hijos secretos del jacobinismo radical, cuando la Gestapo recorría todos los rincones para acabar físicamente con cualquier resistencia u oposición a la barbarie del materialismo racial y todo profetizaba que las dos bestias criadas por las ideologías ateas (marxismo y nazismo) iban a llevarse a la humanidad por delante, un hombre a imitación de Benito de Nursia en Subaico, catorce siglos después, “habitó consigo mismo bajo la mirada de Dios” (Habitavit secum [2] ). Efectivamente, de manera irónica, este gran hombre que se sentía llamado a vivir su vocación monástica en medio del mundo como oblato benedictino, fue encarcelado por la Gestapo desde las kalendas de Octubre, esto es 14 de Septiembre, hasta el sábado santo. Este tiempo de encerramiento fue para él tiempo de oración, lectura y confinamiento, tiempo en el pensar qué será después de la guerra. Él

Desde la cueva: subiacos y ciudadelas

  Reuniones, asambleas, planes… todo nuestro quehacer busca luces acerca de qué nos pide el tiempo actual, cómo podemos llegar al hombre de hoy y cuál puede ser la última ocurrencia para atraer a los jóvenes, a los matrimonios… al seno de la Iglesia. Muchas son las voces que plantean un cambio en la enseñanza de la Iglesia para adecuar nuestra predicación a las sensibilidades propias de nuestro tiempo: una suerte de pseudo-aggiornamento que buscaría sustituir el Depósito de la fe por la “Agenda 2030” para resultar “más atractivos” y “más cercanos”… Otros, por su parte, proponen transportarse a un determinado momento de la historia de la Iglesia y trasponer, tal cual, los métodos y herramientas de aquel momento para “salir de la crisis actual”, en un intento por mantenerse fieles a unos usos y costumbres que quieren hacer pasar por Tradición bimilenaria de la Iglesia. En numerosas ocasiones nos encontramos ante la tentación de romper con todo y realizar una huida hacia delante o h